martes, 19 de agosto de 2008

Seamos locos...

"Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado".San Mateo 12:37

En estos tiempos que vivimos, donde la verborragia parece ser el denominador común de las personas, detenernos a pensar en lo que diariamente sale de nuestra boca parece casi una locura.

Cuando recién comenzamos a soltar palabras, allá en nuestra sensible niñez, nunca nos imaginaríamos que las palabras fueran tan importantes...Y es que las palabras, los discursos, los comentarios, opiniones, chismes o pensamientos filosóficos nos atan delante de nuestros pares y revelan nuestra verdadera identidad.


"Porque de la abundancia del corazón, habla la boca." San Mateo 12:34

No hay manera mas eficaz de "sacarle la ficha" a una persona que la de oír atentamente su hablar.Mediante sus expresiones, sintaxis, uso de palabras y expresiones idiomáticas, uno puedo reconocer en ella lo que en su corazón guarda con recelo.Así, mediante una simple expresión "soltada sin pensar", una mujer pueda dejar leer sus intenciones o un hombre puede revelar su gran plan maestro.

A través de las palabras y en una sola conversación, podemos discernir si quien tenemos adelante sumará fuerzas a nuestro sueño o lo destruirá con un pesimista "no se puede".

Evaluarnos a nosotros mismos,escucharnos como por un auricular externo,investigando la relación de nuestras palabras con las convicciones morales, sociales,humanas que nos forman puede significar un avance sustancioso en la comprensión del otro. Sabiendo cambiar un negativismo oscuro en un aliento de esperanza justo a tiempo, probablemente llenaremos nuestra mente de un aire renovado y podremos ver las situaciones mas difíciles como sólo una pared que exitosamente podremos saltar.

"El hombre es dueño de sus silencios y esclavo de sus palabras". Proverbio latino

He leído por ahí que callar es sinónimo de muerte, de cobardía, de falta de convicción para defender nuestros propios pensamientos. Y estoy de acuerdo en esto, siempre y cuando sea válido gritar ante la injusticia, la maldad, la desigualdad en la sociedad y no en pos de mis intereses,con un egoísmo frío que suma rencores.

Pero, mas veces de las que creemos, callar nos otorga poder, comprensión, capacidad de empatía, decencia y humildad. Y cuando lo hacemos, acompañar el silencio con una acción educada y en bien del otro, provoca mas regocijo en los demás del que lograríamos con un sonido.

Cuando nuestras palabras no son adecuadas a la situación, cuando ellas ofenden, maltratan, agreden, matan emocionalmente a otros es cuando debemos cuidarlas.

Saber pronunciar las palabras, saber decir la verdad también es signo de madurez, de conocimiento, de sabiduría y de respeto.La verdad dicha fríamente y sin cuidado, provoca mas dolor del necesario.

En estos tiempos de verborragia televisiva,de información masiva, de redes sociales invasivas, de culturas mediáticas, darle un tiempo a nuestro propio cerebro conciente de elegir las palabras parece una locura...

Seamos locos...pensemos antes de hablar.

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